viernes, 11 de enero de 2013

Perdiendo el norte: Egipto, velo o violación



Egipto vive una situación de inestabilidad y de incertidumbre. La llamada primavera árabe y la llegada de los Hermanos Musulmanes al poder ha ido poco a poco islamizando la vida pública. El último ejemplo ha sido la polémica constitución aprobada poco antes de concluir 2012 y que tiene como base elementos de la sharia. Las minorías y los partidos seculares consideran que Egipto va camino de ser un "califato islámico".

Un ejemplo más de lo que allí se está viviendo es la repercusión que tuvo el predicador islamista, Hisham el-Ashry, que en horario de máxima audiencia televisiva dejó muy claro cuál es el espejo en el que se miran:Egipto debe ser Arabia Saudí.

Ashry explica cómo debería ser el futuro egipcio y lo que les espera a los no islamistas. "Una vez me preguntaron: ¿si llegara al poder, dejaría que las mujeres siguieran yendo sin velo? Y yo les contesté: si quieren ser violadas en la calle, entonces pueden".

El Cairo: Capital árabe del acoso

La gran cantidad de casos de acoso sexual en El Cairo ha provocado que se considere a esta ciudad como la capital árabe del acoso, tal y como la consideran las mujeres extranjeras que han vivido en distintos países árabes.

Esta consideración viene avalada por datos. Según un estudio publicado en 2010 por el Centro Egipcio por los Derechos de las Mujeres, dependiente de la ONU, casi la mitad de las egipcias declara sufrir acoso sexual de manera diaria mientras que un 83% lo ha experimentado alguna vez en su vida. Este porcentaje aumenta hasta el 98% en el caso de las mujeres extranjeras que viven en la capital de Egipto.

Una de las investigadoras que realizó este estudio, Rasha Hassan, afirmó que "el acoso cuenta con un alto grado de aceptación social, y por lo tanto, de impunidad. Para muchos, es una especie de demostración de hombría".

Además, añade que "ante una situación de acoso la mayoría de las mujeres opta por un silencio incómodo. Pero aquellas que alzan la voz, y reprueban al agresor su conducta, raramente encuentran el apoyo de sus conciudadanos. Tampoco cabe esperar mayor comprensión por parte de la policía, pues los informes señalan a los agentes como uno de los colectivos más propensos al acoso, junto a estudiantes o taxistas".